Una Liga no se pierde solo por un gol. A veces, empieza con un golpe
Más allá de lo táctico y lo técnico, los traumatismos en el fútbol pueden marcar el rumbo de una temporada. Analizamos cómo los golpes en la cabeza, a menudo subestimados, han condicionado el rendimiento de jugadores clave en LaLiga.

En el fútbol profesional, hay derrotas que se explican con errores arbitrales, fallos defensivos o falta de gol. Pero hay otras que empiezan con algo más silencioso, menos visible. Un choque. Un remate. Un golpe en la cabeza. Y aunque no parezca decisivo a simple vista, puede marcar la diferencia entre ganar una Liga... o verla escapar.
Esta temporada 2024/25 está a punto de coronar al FC Barcelona como campeón de LaLiga. El Clásico frente al Real Madrid fue un punto de inflexión: una victoria que amplió la ventaja a siete puntos. Pero más allá del talento, de los goles y de los planteamientos tácticos, hay un factor invisible que también ha influido: la salud cerebral de los jugadores.
Cuando un golpe cambia tu temporada
Uno de los casos más notorios ha sido el de Robin Le Normand, defensa del Atlético de Madrid. Fichado como refuerzo clave desde la Real Sociedad, Le Normand sufrió un traumatismo craneoencefálico con hematoma subdural tras un choque con Tchouaméni durante el derbi madrileño.
Estuvo fuera de los terrenos de juego más de dos meses, perdiéndose tramos cruciales de la temporada en los que el Atlético encajó más goles, perdió solidez y se alejó de la pelea por el título. Su ausencia, al igual que su rendimiento tras la vuelta, evidencian cómo una conmoción cerebral puede impactar no solo al jugador, sino a toda una estructura táctica.

Curiosamente, el mismo golpe afectó a Tchouaméni. Aunque el centrocampista del Real Madrid no fue diagnosticado oficialmente con una conmoción, su bajón de forma posterior generó dudas entre los analistas. En una temporada donde el Madrid ha perdido partidos por errores individuales puntuales, ¿puede que la falta de claridad mental tras un golpe haya tenido algo que ver?
Jugadores que siguieron jugando y podían no están al 100%
Otro caso ilustrativo es el del central del FC Barcelona Íñigo Martínez, que chocó cabeza con cabeza con el jugador del Barbastro, Jaime Ara, en Copa del Rey. El resultado fue preocupante: Jaime tuvo que ser hospitalizado, e Íñigo, aunque continuó, estuvo expuesto. Y es que no todos los síntomas de conmoción se manifiestan de inmediato. Visión borrosa, pérdida de concentración, decisiones erróneas... pequeñas señales que pueden restar efectividad, aunque no aparezcan en el parte médico.
Además, en el caso del fútbol club, Barcelona, hemos visto jugadores ha tenido que ser sustituidos ya en la primera parte de partido por otra conmoción. En este caso, Gavi no ha sido uno de los titulares indiscutibles en ningún momento, pero imaginemos que esto le pasase a Pedri o a Lamine Yamal. Perderse un partido puede significar, perder un liderato en un momento determinado lo que puede desembocar en un cambio de dinámica moral del equipo.

Otros casos evidencian estos datos, el defensa del Mallorca Martin Valjent, sufrió un traumatismo craneoencefálico tras un choque con Álex Baena del Villarreal el pasado 20 de enero. Si bien no se tradujo en una baja prolongada, el impacto quedó registrado y, como en muchos otros casos, puede tener efectos residuales que afecten el rendimiento sin notarse a simple vista.
Lo mismo ocurrió en la Europa League, donde un Natan, defensor del Real Betis fue sustituido tras sangrar por un golpe en la cabeza. Una acción que, más allá del susto, puede condicionar la estructura defensiva del equipo y el rendimiento del propio Natan.

Casos en la lucha por el descenso
La incidencia de este tipo de lesiones no distingue entre equipos grandes o pequeños. En Las Palmas, su portero Jesper Cillessen fue sustituido el 3 de noviembre tras un fuerte golpe en la cabeza contra el Atlético de Madrid. Una posible conmoción que llegó justo cuando el club luchaba por evitar el descenso.
En el Alavés, jugadores como Sivera y Conechny también han sufrido impactos craneales a lo largo de la temporada. En estos equipos, donde cada punto puede suponer la permanencia o el descenso, la baja o el bajo rendimiento de un jugador clave por una conmoción puede suponer perder el partido... y mucho más.
¿Qué dicen los estudios?
Numerosas investigaciones —como el estudio de The Lancet Public Health sobre más de 6.000 jugadores suecos— afirman que los golpes repetidos en la cabeza pueden incrementar hasta un 62% el riesgo de desarrollar Alzheimer o demencia.
Y a corto plazo, estudios como los publicados en JAMA Neurology señalan que solo 10 cabezazos repetidos pueden afectar la memoria y la capacidad de reacción en pruebas cognitivas.
La ciencia no deja lugar a dudas: el fútbol necesita tomarse en serio el impacto de los golpes en la cabeza, también en términos de rendimiento inmediato.

Proteger a tus jugadores es proteger tu temporada
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Proteger la cabeza es proteger la temporada
Una Liga puede decidirse por un penalti, una tarjeta roja o una genialidad. Pero también puede perderse por la ausencia —o el bajón de rendimiento— de un jugador que recibió un golpe en la cabeza. En un fútbol cada vez más exigente, donde cada punto cuenta, la prevención y protección cerebral ya no es opcional.
No dejes que un golpe invisible arruine tu temporada.